DIEGUITO TE EXTRAÑAMOS
Estamos a las puertas del mundial de Catar y del aniversario de la fecha (25 de noviembre de 2022) en la que Diego Armando Maradona nos dejó. Maradona representó con sus decisiones y acciones un amor pasional por el juego del fútbol. Algo que parece a día de hoy olvidado o que ha quedado en un segundo plano, tras los intereses económicos que genera la industria del fútbol. Precisamente por esto, hoy queremos recordar tres historias del Diego que ponen de manifiesto esta pasión del 10 por este deporte.
Los comienzos en Boca
El pelusa jugó en la temporada 1981-82, en su primera etapa en la Bombonera, consiguiendo el trofeo metropolitano. Esta temporada, durante un amistoso que jugó Boca Juniors, Maradona exigió que todos sus compañeros cobrasen lo mismo que le habían ofrecido a él, como condición para disputar el encuentro Esto demuestra que para el argentino, el grupo y el concepto del juego como equipo estaba por encima de sus intereses propios.
El Dios de Nápoles
En Nápoles, Diego se consagró como Dios del fútbol. Llegó cedido por el FC Barcelona en 1984 y tras 4 temporadas en Italia haciendo historia, el FC Barcelona intentó recuperar al argentino. Diego rechazó volver a Barcelona donde nunca fue feliz y años después confesó que a pesar de que el club catalán le ofrecía 5 veces más de salario de lo que cobraba en Napoles, su amor por la pelota le hizo permanecer en Napoles donde jugó hasta 1990.
La Albiceleste
Maradona alcanzó el cielo en el mundial de México 86. Precisamente durante este campeonato tuvo lugar una anécdota contada, años después por su entonces compañero en la selección nacional Jorge Valdano.
Valdano recordó que un día en el Mundial de México 1986, en el que se proclamaron campeones, estaba en sentados tras un entrenamiento hablando un poco de todo, buscando un momento de relajación. Y los periodistas, que observaban a los lejos, se convirtieron en el centro de conversación de los jugadores. "A ninguno le gusta el fútbol", dijo Diego en referencia a las plumillas.
Valdano, por polemizar un poco, le llevó la contraria y la conversación acabó en una apuesta. Iban a lanzar el balón donde se encontraban los reporteros y si lo devolvían con el pie, ganaba Valdano; y si lo hacían con la mano, vencía Diego.
El '10'' fue el ganador, porque la pelota regresó a los jugadores argentinos impulsada con la mano por uno de las plumillas. "Pobre tipo, le dio vergüenza alcanzarla con el pie por ser vos Maradona", se defendió el 'perdedor' Valdano. A lo que Diego contestó: "Si yo estoy en una fiesta en casa del presidente de la nación con un smoking y me llega una pelota embarrada, la paro con el pecho la devuelvo como Dios Manda".
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